Nunca fui una persona celosa, pero he tenido algunas relaciones muy importantes que para mí hubiesen sido geniales si no hubiera estado el tema de los celos.
Relaciones que tenían chispa, pasión, donde nos comunicábamos, nos divertíamos y teníamos proyectos juntes.
Éramos Romeo y Julieta. Pero entonces, ¿cómo podía ser que Romeo fuera tan celoso?
Que tuviera tanta desconfianza si yo sentía que era todo para mí y además se lo había dicho de mil modos: contenta, enamorada, llorando y sufriendo.
Sobre todo había un Romeo que era extremadamente celoso, nada lo convencía. Y eso que «duramos» como 8 meses.
No creo que haya sido una mala persona (sólo era de cáncer). Pero ciertamente tenía actitudes nefastas para gestionar sus celos.
Otros Romeos con los que salí tenían los celos más controlados. O yo no me enteraba tanto de lo que pensaban. Pero igual me daba cuenta de algunas miradas vigilantes, comentarios paranoides o del sentimiento de estar en desventaja que a veces aparecía. Sobre todo cuando otro hombre se me acercaba demasiado y yo empezaba a mostrar interés.
Igualmente, también salí con muchos más Romeos no celosos o a los que apenas se les notaba en casos extremos.
Mi experiencia teniendo celos
Yo me puse celosa en dos ocasiones. Una a los 23 y otra a los 29.
La primera vez estaba en una fiesta descontrol hace mil años donde había una chica que a mi me pareció evidente que se estaba chamuyando a mi novio.
Y además era re linda así que me generó inseguridad.
La segunda vez que me puse celosa fue cualquiera porque era una reunión de amigues y no estaba pasando nada de nada.
Sin embargo cada vez que yo veía que la amiga de mi amiga estaba con mi crush, se me cerraba el estómago y sentía dolor.
¿Qué diferencia hay entre una persona celosa y otra que no?
Es la pregunta principal que me vengo haciendo a medida que empiezo a leer a los autores principales que trabajan sobre emociones.
Porque los celos son un conjunto de emociones, aunque a veces se los confunda con sentimientos.
Aunque los celos puedan ser una experiencia emocional dolorosa, los psicólogos evolucionistas consideran que no es una emoción a ser reprimida sino una llamada de atención, una señal de que una relación valorada está en peligro y que se deben tomar medidas para recuperarla.
Como resultado, los celos son vistos como una emoción necesaria que preserva los lazos sociales y motiva a las personas a participar en comportamientos que mantienen relaciones importantes.
El problema surge cuando analizamos esa señal con pesimismo en vez de sostener una actitud optimista. Y sobre todo, cuando esa señal empieza a general dolor de modo repetido. Cuando la percepción de la amenaza se empieza a sostener en el tiempo.
Es importante aclarar que la amenaza se da sobre la cualidad de la relación que se desea mantener. Y digo cualidad porque puede darse el caso de que temamos que la relación se mantenga, pero que llegue a deteriorarse.
Los celos, en sentido estricto, no son emociones simples, sino que podemos entenderlos como una experiencia emocional compuesta de, al menos, tres emociones básicas:
- ira
- tristeza
- y miedo
Además de otras reacciones asociadas como disgusto o sentimientos de inferioridad.
(Sharpsteen, 1991)
Algunos datos técnicos
Dentro de las emociones que podemos encontrar en los celos, están la tristeza, ira, sorpresa y miedo. Pero también curiosidad, interés, inquietud y energía.
Todos tenemos esas emociones en distintos momentos.
Tal vez no las llamemos celos, ni aparezcan cuando sentimos que la relación está amenazada por un tercero, pero todas las personas nos ponemos mal de algún modo por los vínculos más cercanos y sentimos tristeza, bronca y miedo.
Yo capaz siento más miedo a sentirme ahogada que a sentirme abandonada, pero todos tenemos emociones negativas y conjeturamos al respecto.
Entonces, lo que diferencia a una persona celosa de una que no es celosa, es:
- La situación gatillo, la que prende la señal de alarma.
- La valoración emocional, el tipo de conjetura que uno hace cuando se gatilla la situación. Lo que en inglés se llama appraisal.
En un sentido amplio, los celos podrían considerarse como un tipo de inseguridad ansiosa, consecuencia de la percepción de amenaza de pérdida de la relación.
Esta amenaza percibida hace que la persona se sienta insegura tanto acerca de su relación, como de su propio autoconcepto, que está mantenido por dicha relación.
Chóliz, M. y Gómez, C. (2002)
Como vemos, los celos son distintos para cada persona de acuerdo al tipo de personalidad que tiene de base. Junto con otras cuestiones de las que me toca escribir en otro artículo, sobre todo, los tipos de apego y las creencias establecidas acerca de cómo deben ser las relaciones.
Si querés leer más sobre celos, podés leer este otro artículo donde me explayo más sobre cuestiones básicas de celos.
Si además, te interesa pasar a la acción para controlar tus emociones negativas y dejar de ser una persona celosa, te invito a participar de este taller de gestión de celos en el que vengo trabajando en estas últimas semanas.
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